Empezaré intentando hacer un resumen del texto publicado en
la plataforma de divulgación científica Naukas sobre el “escándalo Sokal”, que
es el material propuesto para entrar en materia. El profesor Alan Sokal, físico
de la Universidad de Nueva York, molesto por el cuestionamiento desde las
ciencias sociales de la existencia de verdades objetivas, consiguió publicar en
una revista de estudios culturales un artículo “trampa” promulgando el
relativismo de las ciencias “exactas”, de la física en este caso, en el que
cuestionaba cosas como que el número Pi sea constante y universal. En un
segundo artículo revelaba la impostura y posteriormente Sokal y Bricmont
publicaron en la misma línea el libro Imposturas
Intelectuales criticando los ataques injustificados que consideran que
están sufriendo las ciencias físicas y la sustitución del análisis crítico y
riguroso de las realidades sociales por sinsentidos y juegos de palabras a la
moda, según sus palabras. Y la bomba estalló en la comunidad científica.
Y ahora voy hasta el final del texto en el que dice que habla
de la complementareidad de las dos culturas y de su necesidad mutua y en esto
me centraré intentando aterrizarlo a mi disciplina, la agronomía. Los extremos
no son buenos y el escándalo Sokal refleja un extremo, que creo que no
beneficia a nadie y que no hace sino alimentar la lucha de poder histórica
entre las ciencias naturales y las ciencias sociales, o quizá intentando verlo
desde el lado positivo sirve para generar un debate que ojalá que haya tenido
consecuencias positivas. Muchas cosas en el mundo tienen un valor relativo,
pero está claro que no todas, de ahí el calificativo “ciencias exactas”, aunque
es curioso lo que Wikipedia nos dice sobre la expresión “ciencias exactas”: http://es.wikipedia.org/wiki/Ciencias_exactas,
que quizá el término no es del todo apropiado... Y tirando del hilo a partir de
este artículo, descubro que al parecer el problema de demarcación de la ciencia
ha preocupado y preocupa a filósofos, pensadores, científicos de diferentes
disciplinas y otros sectores de la sociedad desde la Grecia antigua, en la que
intentaban distinguir entre el “verdadero” conocimiento y la opinión: http://es.wikipedia.org/wiki/Criterio_de_demarcaci%C3%B3n.
Y es que, ¿por qué no la filosofía y los estudios sociales pueden alimentar a
las ciencias “exactas” y las ciencias “exactas” ser objeto de reflexión desde
la filosofía y las ciencias sociales? Lo visualizo esquemáticamente de esta
forma:
Quizá hay una parte del círculo exclusiva de las ciencias
naturales en la que existen “verdades objetivas”, otra parte exclusiva de las
ciencias sociales en la que existen también “verdades objetivas”, pero existe
una tercera zona, la de intersección entre ambas, en la que quizá estas “verdades
objetivas” sean cuestionables desde una u otra perspectiva. Quiero decir, no
todo en ciencia es relativo, pero tampoco todo en ciencia es absoluto.
Mi disciplina, la agronomía, estaría diría yo en gran medida
en la intersección entre ambos círculos por tratarse de una actividad en la que
el ser humano intenta “domesticar” la naturaleza para producir alimentos y
fibras y es por ello que necesita aportes de las ciencias naturales y de las
sociales, de las ciencias “duras” y de las “blandas”. Este verano estudiaba por
ejemplo cómo las características socio-económicas de los agricultores
condicionan sus percepciones y sus estrategias de manejo de la fertilidad del
suelo y necesitaba apoyarme en los “dos tipos” de ciencias. En agronomía, en el
dominio de los suelos, gracias a la ciencia del suelo, a la edafología, comprendemos
los ciclos de los nutrientes, el impacto de las prácticas de los agricultores
en las características físicas y químicas de los suelos, el impacto de dichas
características de los suelos en el desarrollo de los cultivos. Y son aspectos
que no son cuestionables desde las ciencias sociales. Pero en el momento que
hablamos de la interacción sociedad-naturaleza las ciencias sociales tienen
algo que decir, pueden explicar porque los agricultores manejan el suelo de una
u otra forma o cuáles son los factores limitantes para la adopción de nuevas
prácticas que científicamente está demostrado que tienen efectos positivos, por
ejemplo. Creo quizá que en la fase de investigación básica de las ciencias
naturales o de las sociales la interacción entre ambas o el cuestionamiento
entre ambas no sea posible, pero en el momento que pasamos a la fase de ciencia
aplicada nos empezamos a acercar a la zona de intersección de los dos círculos.
Lo que creo que es central es el rigor en el trabajo que se
desarrolle sea en el dominio científico que sea, y la transparencia en el
método utilizado. Trabajar con espíritu de colaboración, construir una
comunidad científica abierta, que debata, que integre, que aporte, que rompa
barreras, pero siempre con rigor.
Seguiremos reflexionando. Buen día para todos/as,
Maite
Muy bien. Has profundizado justo en la línea que aparecía como más relevante para ti en la entrada anterior sobre la ciencia. Es estupendo que puedas "hacer tuyo" el contenido de este tema, y particularizarlo a la disciplina que te ocupa para sacar conclusiones relevantes.
ResponderEliminarMuchas gracias Joaquín. Las reflexiones que nos estás empujando a hacer me resultan muy interesantes, porque como dije en la entrada de presentación, llegué al mundo de la ciencia en 2012 por casualidad y con muchas, muchas dudas que he ido arrastrando hasta hace poco.
EliminarLo que me resulta más valioso es precisamente el poder aterrizar los temas que propones a mi experiencia y darme cuenta de la evolución de mi percepción en estos dos años.
Así que mil gracias Joaquín. Buen día,
Maite